En una época en la que el fútbol profesional moderno luce pulido hasta el exceso y los jugadores parecen moverse con precisión aerodinámica bajo los reflectores, el nombre de Éric Cantona evoca otra era. A sus 58 años, el exfutbolista —recordado especialmente por su etapa en el Manchester United, donde marcó una época dorada entre 1992 y 1997— representa a un jugador que nunca buscó agradar a todos.
